Yo me siento tan inmigrante como cualquier persona que se busca la vida lejos del seno de su familia. Ahora por suerte mi familia la tengo en Sanlúcar, ciudad que me acogió cuando llegué hace ahora dos lustros. Y leo lamentablemente para mí un artículo publicado en un medio digital de este pueblo en que se expresa descaradamente un profundo desprecio por los tildados "moros". El autor de dicho pastiche despreciable titula el texto "Tirarse al moro" y en él se manifiesta lo más despreciable del género humano. Los "moros" -dice el autor- nos quitan el trabajo llegan en avalancha a nuestras costas y seguramente son el origen de toda la actual crisis. Sólo el término"moro" para referirse a cualquier persona me parece deleznable, repulsivo, porque según este iluminado racista, los moros vendrán de "Morilandia".
Adoro lo diferente, lo chino, lo árabe, la subsahariano, lo asiático, lo alemán o lo portugués, porque la diferencia nos hace especiales y más humanos. Y teniendo en cuenta la reflexión de este eslabón perdido de la evolución los mandriles también siguen viviendo entre nosotros. Viva lo diferente. Yo también soy inmigrante.
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